*Donde se juntan las aguas ©
F. Patricio Barrios Alday

PRIMERA PARTE
LA CREACIÓN


1. En el Comienzo de todo
Y en el momento de la conjunción de los soles y de las lunas respectivos,
de los Intis y de las Pajsis correspondientes, el fluido vital, el líquido de la vida
se hizo presente, como una respuesta al amor y a la necesidad de amor. Entonces,
sólo entonces, Uma, el agua, bajó desde las alturas de siempre, no de las alturas telúricas...


Uma, el agua, bajó desde las alturas de siempre, no de las cumbres de nieves eternas.
Uma, el agua, bajó desde las alturas de siempre. Desde las alturas del cosmos,
desde el Arajj Pacha naciente, desde el Inti y la Pajsi nuestros.

Así, Uma, el agua, cubrió lo incubrible. La extensión terrena se llenó de Uma. Y Uma,
el agua, puro hasta el momento, glorioso en su soledad infértil, se llenó de amor, se hizo cuerpo, tomó a Pacha, la tierra, y Pacha, la tierra, tomó a Uma, el agua, y lo hizo suya, y fue suya, y lo necesitó y fue necesidad y se amaron por siempre... hasta ahora.

2.Yo, Uma, el agua
Entonces mis padres, Inti, el sol, y Pajsi, la luna, en su acto diario de amor
me construyen y reconstruyen, me arman y rearman desde sus alturas eternas,
desde sus cumbres perennes. Y yo, Uma, el agua, embriagado de amor, construyo
y reconstruyo, armo y rearmo la estructura de Pacha, la tierra,
quedándome en su vientre fecundo, adorando sus entrañas uterales,
abrazando su andamiaje de vida, muerte, vida.

Y mi amada Pacha, la tierra, como venas y arterias, se abre para que la transite,
para que la recorra, para que la moje, palmo a palmo, con mi calor amatorio,
con mi humedad semental y podamos trascender y ser más que Uma, el agua,
y Pacha, la tierra, ser vida, muerte, vida.

3. El nacer y el renacer
Y nacen y renacen voces, cuerpos, rostros, y surcan el cielo los pensamientos alados
que dibujan los caminos del aire, que dibujan los senderos del viento.
Y nacen y renacen voces, cuerpos, rostros, y pululan por la tierra los pies empezuñados,
los cuellos largos, las cabezas erguidas, las lanas protectoras.
Y nacen y renacen las voces, los cuerpos, y se verticalizan los cactus imploratorios,
y se retuerce abrazándose la queñua y se milenariza la llareta multiplicada.
Y nacen y renacen voces, cuerpos, rostros, y los cerros guardan los secretos eternos,
congelándolos por siempre en la puna madrugadora,
en el blanco hielo de sus sombreros encopados.

4. Los hijos buenos
Y nacen y renacen las voces, los cuerpos, los rostros, que se descubren y redescubren
en la mirada, en la palabra, en la caja challera que guardan en el pecho,
en el músculo latiente que, como amuleto chamánico,
les entregara Inti, el sol, y Pajsi, la luna, Uma, el agua y Pacha, la tierra,
con ocasión de su nacimiento. Y como lección aprendida y aprehendida de la historia única
y colectiva unen sus humedades, sus carnosidades telúricas reproduciendo, una y otra vez,
la intrinsequedad de lo intrínseco, la singularidad de lo singular.

Y cuando Inti, el sol, y Pajsi, la luna, y Uma, el agua, y Pacha, la tierra,
vieron que sus hijos eran buenos les permitieron crearse a sí mismos,
les permitieron terminar con amor lo que con amor había comenzado.

5. Y así crecieron
Y se emplumaron las cabezas, y se lanaron los cuerpos, y se juntaron unos con otros
y otros con otros y así crecieron. Y copiaron el sonido del viento y así crecieron.
Y golpearon huesos, piedras y cueros y así crecieron.
Y dominaron los cerros y las quebradas y así crecieron.
Y en su crecimiento permanente y vertical, en su crecimiento profundo y vertical,
en su crecimiento de arriba a abajo no fueron olvidados ni Inti, el sol, ni Pajsi, la luna,
ni Uma, el agua, ni Pacha, la tierra. Y cada piedra que transformaron y crecieron
fue apacheta permanente que mostró el camino que dibujó el mañana... y así crecieron.


SEGUNDA PARTE
LA MAÑANA SIGUIENTE


1. Viene la noche
Otros Intis, otras Pajsis, otros Umas, otras Pachas tienen que haber sido.
Imposible los mismos. Otros soles negando sus lunas, otras aguas negando sus tierras.

Otros negando a los otros. Sólo así es posible explicar, entender, comprender, aceptar
la oscuridad de vientre, la sequía de amor que se vino encima como puma nocturno
como zorro hambriento, como noche sin mañana, como mañana sin luz,
como mañana sin mañana. Sólo así es posible aceptar las arrugas de la tierra,
los quiebres de la tierra, el llanto menopáusicamente precoz de la tierra
que llora la prisión de Uma, el agua, el no ser y el no estar de Uma, el agua,
estando y siendo no para ella Pacha, la tierra, que lo ama tanto que lo necesita tanto.

2. Con cantos ausentes
Y Pacha, la tierra, fue abierta, separadas sus carnes maternales,
abiertos sus músculos ancestrales sin cantos, sin danzas, sin ruegos, sin vilanchas.
Sólo su sangre corrió por donde antes corriera Uma, el agua.

Y Pacha, la tierra, fue pene-trada. No para reproducir,
no para multiplicar, no para trascender. Pacha, la tierra, fue pene-trada, para estirilizar,
para extraer, para desuterizar . Sin cantos, sin danzas, sin ruegos, sin vilanchas.

Y como parturienta compulsiva, como abortiva inconciente, fue escupiendo sus entrañas
fue arrojando sus placentas irrecuperables, irreciclables...
y se fue quedando vacía, sin cantos, sin danzas, sin ruegos, sin vilanchas.

3. Pacha en soledad
Y Uma, el agua, sin poder detenerse, corría encerrado, entubado, acanalado, dirigido, ordenado, planificado, para afanes onanistas, sin respuestas, sin un tú y un yo,
sin un nosotros.

Y la velocidad de Uma, el agua, el ruido de Uma envasado, enlatado, embotellado,
impide escuchar que ya no hay cantos, ya no danzas, ya no ruegos, ya no vilanchas.

3. ¡Putiri, Putiri!
Que el mañana si existe otro, encontrará, como en la edad primigenia, a Pacha, la tierra,
esperando a Uma, el agua. Sólo que Inti, el sol, y Pajsi, la luna, en sus eternos coloquios
amorosos, en sus cíclicas promesas de enamorados protohistóricos, no se han enterado
del drama, la comedia, la tragedia -según el cristal- que se vive y revive
allá en el Taipipacha, en el mundo de los hijos buenos.

Los sikuris callan, los lichiguallos, las tarkas... enmudecen las zampoñas.

¡Putiri, putiri!, agua saltarina, Uma musical ¡deja ya tu encierro, rompe ya tu cárcel!
vuelve a mojar tu tierra vuelve a amar tu Pacha.
Mi sangre como wilancha, mis venas para hondas trenzadas y romper tus cadenas
mis huesos como arado para mostrar el camino, mis pensamientos para correr
más libre, más puro, más alegre.

4. No estás solo, Uma
Así Uma, agua, recubrirás lo incubrible, la extensión terrena, otra vez, se llenará de tí.
Y tus impurezas serán separadas de las purezas que recibidas por el ajado cuerpo de Pacha, la tierra, volverán a hacerla fértil, solamente tuya porque nunca ha dejado de necesitarte,
nunca ha dejado de amarte.

Deja ya tu encierro, rompe ya tu cárcel, es tiempo, no estás solo Uma, agua.

Los lanados de cabezas erguidas, los volátiles emplumados, los habitantes del Gran Paytiti,
los juturis y los k’ollos, las sabias llaretas, las vizcachas, las parinas, las apachetas,
las taguas y ajollas, el puma y el colibrí y, sobre todo, tus hijos
tus hijos que siguen guardando en el pecho la caja challera conforman tu avanzada,
tu retaguardia, tus flancos.

¡Ya es tiempo, Uma, agua... sin ti no es mañana!



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